miércoles, 10 de enero de 2007

Analista Galo Eidelstein:
"Debe haber una política dirigida a ganar espacios democráticos en las FFAA"
A un mes de la muerte de Augusto Pinochet, este investigador asociado de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (Anepe), directivo de la Universidad Arcis y militante del Partido Comunista, plantea que el distanciamiento de las FF.AA. del pinochetismo no es una tarea que dependa de las distintas ramas castrenses, sino del avance de la democracia al interior de ellas. Nota completa en El Mostrador

Sin duda la muerte Augusto Pinochet, el 10 de diciembre pasado, fue uno de los hechos que marcó el fin del año 2006. Su deceso provocó la tristeza de muchos, que lo veían como el hombre que libró al país del marxismo, pero también la “alegría” de otros, que siempre lo vieron como el personaje que ordenó la detención, tortura y desaparición de miles de chilenos que se oponían a su dictadura.
A casi un mes de sus funerales, Galo Eidelstein, militante comunista, que obtuvo el primer lugar en su clase cuando cursó el Magíster en Seguridad y Defensa de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (Anepe), analiza las consecuencias de su muerte para el Ejército y lo que se requiere para despojar a todas las ramas castrenses de los remanentes de su figura, o más bien, del pinochetismo como ideología y práctica.
Eidelstein, ingeniero civil de la U. de Chile de profesión, hoy se ha transformado en uno de los investigadores asociados de la Anepe, institución que depende del Ministerio de Defensa, pero su trabajo diario está en la Universidad Arcis, donde tiene a su cargo la ingrata tarea de poner en orden de finanzas de este plantel de educación superior, conformado en su mayoría por miembros del mundo de la izquierda extraparlamentaria, después de turbulencias que han incluido tomas y alejamientos.
Un problema del Estado en su conjunto
-¿Cree que con la muerte de Augusto Pinochet finalmente el Ejército terminará desligándose de su legado?
-Lo que ha quedado claro tras la muerte de Pinochet es que los intereses que lo sustentaron siguen actuando. Pinochet pasará, pero el pinochetismo, en tanto es la expresión extrema de la derecha política y su proyecto de sociedad excluyente, seguirá vivo en tanto no sea erradicada su base de sustentación, vale decir, la expresión chilena de los enclaves de poder político y económico de la derecha neoconservadora. De esta manera, la muerte de Pinochet no es la muerte de un proyecto político, y sus consecuencias deben ser analizadas en este marco.
Ahora, la manera en que el Ejército se libre del su legado, se dirimirá al nivel de la política. El Ejército podrá ir cambiando su carácter, que es el carácter general del Estado y no es achacable sólo al Ejército, en la medida en que, por una parte, se vayan abriendo espacios democráticos en la sociedad, que permitan ir aislando las posiciones más extremas. Sin embargo, no basta con lo anterior. La experiencia histórica nos muestra que las fuerzas políticas y sociales democráticas –que residen en distintos conglomerados políticos- deben jugar un importante papel dirigido a este objetivo, pues no basta que los espacios democratizadores se abran en la sociedad, sino que además debe haber una política especial dirigida a ganar estos espacios democráticos al interior de todos los ámbitos del Estado, incluido el de las Fuerzas Armadas.
-Siempre hablamos del Ejército, pero qué cree que representa Pinochet para el resto de las FFAA, ¿cuáles son los matices entre cada institución armada?
-Pinochet, o mejor dicho el pinochetismo, no es sólo un fenómeno del Ejército y según lo que se ha dicho, es de todas las Fuerzas Armadas y de toda la sociedad chilena. Por supuesto que con grandes diferencias y no sólo de matices entre las distintas ramas de las FF.AA. y en el resto del cuerpo social. Lo común de este fenómeno es el fenómeno político que hay detrás, fenómeno que trasciende nuestras fronteras y que se caracteriza por el hecho de que la lucha de intereses ha llevado a las posiciones más extremas a romper su propia legalidad- vale decir la democracia liberal-, ante el avance de las necesarias transformaciones sociales que permitirían resguardar el orden social. En otras palabras, cierto orden social se resguardaría profundizando la democracia o instituyendo regímenes dictatoriales. El fascismo es la última de estas opciones.
"Valoro gestión de Cheyre"
-Tras el deceso de Pinochet se expulsó a dos oficiales del Ejército, el nieto del ex gobernante y un general de Punta Arenas. Ambos reivindicaron el golpe (con sus matices), pero Izurieta de alguna manera hizo lo mismo y eso no suscitó mayores polémicas. ¿Cómo observa ese fenómeno y por qué cree que el comandante en jefe del Ejército no corrió la misma suerte?
-Tras la muerte de Pinochet, la expulsión de dos oficiales luego de sus declaraciones es comprensible. Infracción flagrante de un reglamento del Estado. La no expulsión de Izurieta es la consecuencia de las dos expulsiones anteriores. Es la forma que permite reconceptualizar y atenuar las opiniones de la Comandancia en Jefe del Ejército: Si Izurieta expulsa a los dos oficiales por sus opiniones políticas, entonces las opiniones de Izurieta no están en el ámbito de la política, ese es el mensaje. Las opiniones de Izurieta aparecen en el ámbito de lo que se llama “bien común” de la sociedad. Esta es la expresión de la “razón de Estado” ante un problema insoluble al nivel de la política mientras exista la actual correlación de fuerzas aludida anteriormente.
-Después de Pinochet, ¿qué comandante en jefe cree que lo ha hecho mejor en términos de apertura a la sociedad y valoración de los DDHH?, ¿es justo el trato negativo que los partidarios de Pinochet tienen hacía el general (r) Juan Emilio Cheyre?
-En relación a Cheyre, valoro en general su gestión. Tuvo la valentía de hacer importantes declaraciones que neutralizaron al pinochetismo y fortalecieron una visión más democrática del Ejército. Probablemente no tuvo la fuerza o la voluntad para avanzar más en el tema de los detenidos desaparecidos, sin embargo, no va a ser un CJE el que resuelva el problema. Como se ha dicho, este es un problema de correlación de fuerzas a nivel de toda la sociedad, los principales responsables de lo que ocurre en la política son las fuerzas políticas y los intereses que las sustentan. El militarismo no es un problema que tenga su fuente en los militares, sino que es un problema de la política y en la política no se gana por secretaría.

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