lunes, 2 de abril de 2007

El mundo y las Malvinas


La Nación y Clarin , los dos principales diarios argentinos dedican hoy sus editoriales al significado que tiene para su país el 25 aniversario de la guerra de las Malvinas.
Clarin : "Del editor al lector":
Hoy se recuerdan los 25 años de la Guerra de las Malvinas. Las Islas son una de las demandas más adentradas en el inconsciente colectivo de los argentinos. Un mandato que combina convicciones políticas y raíces míticas con una aspiración constitucional, incorporada en la reforma de 1994. Aunque son agenda diplomática permanente, no se traducen en logros efectivos de la política en ninguno de los cinco gobiernos civiles que se han sucedido desde el desembarco militar, sin considerar los interinatos de la crisis de 2001.Hay, se sabe, severos obstáculos. La firme negativa de Gran Bretaña a cualquier apertura negociadora sobre la soberanía, gobierne quien gobierne. Tony Blair acaba de admitir que hubiera hecho lo mismo que la ultraconservadora señora Thatcher: ir a la guerra. Influye, además, el visceral rechazo kelper a toda forma de intervención argentina en el territorio; y, claro, el escaso respaldo operativo de la comunidad internacional, que no pasa de un formal y tibio llamado de la ONU a negociar, en un mundo que ha venido zanjando diferendos más recientes, pero casi no avanza en un conflicto que se arrastra desde el siglo XIX. No quiere, no sabe o no puede hacer algo. Y, efectivamente, no lo hace. Habrá que asumir, por cierto, la incapacidad argentina para articular criterios y políticas en las que todos se dicen de acuerdo. Malvinas sugiere eso: consenso e impotencia argentinos. Más emoción que realidades. Más pasado que futuro. De la diplomacia de los ositos de peluche a la retórica de tribuna y las durezas en políticas periféricas, como petróleo y pesca. Una lectura desapasionada sugiere que lo que traba todo progreso en Malvinas es el poder a secas. El crudo poder del mundo, ayer y hoy. Gran Bretaña, socio principal de EE.UU. en los grandes conflictos armados de la historia, no suele estar sola en sus intransigencias.

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