Hace dos años, Al Qaeda era uno de los muchos males de Irak. Atenazados por la violencia de los ocupantes, las guerrillas suníes y chiíes y las fuerzas de Seguridad iraquíes, integradas por muchos milicianos chiíes, muchos suníes no consideraban a la sucursal de Bin Laden peor ni mejor que el resto. Hasta que en los barrios tomados por Al Qaeda los extremistas impusieron la locura. Reportaje publicado en El Mundo
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