
El lunes, en París, Nicolas Sarkozy le pidió a Cristina Kirchner una gestión personal para moderar a Hugo Chávez. Más módico, Tom Shannon le requirió a la Presidenta el jueves, en Buenos Aires, que mediara para construir un puente entre Washington y Caracas. Sin embargo, el problema de Cristina Kirchner consiste, con creciente necesidad, en demostrar que el kirchnerismo argentino no es una copia, más tenue por ahora, del chavismo venezolano. Análisis de Joaquín Morales Solá en La Nación
lea másRelacionado:
Otra cachetada de Chávez
No hay comentarios:
Publicar un comentario