
Si Nixon fue a Beijing y Reagan a Moscú, sería saludable ver a Obama en Teherán, y, que, por la vía diplomática, Irán renuncie al desarrollo nuclear y deje de financiar a Hamás y Hezbolá: sería un primer paso para normalizar las relaciones entre Estados Unidos e Irán, donde el deterioro social y la represión persisten. Publicado en Safe Democracy
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