El dinero del petróleo, el gas y las materias primas fluye libremente en la capital soviética, que ahora se ve mucho más feliz que en la época de la Unión Soviética. Los que más lucran son los funcionarios, burócratas y comerciantes vinculados con la exportación. Artículo escrito por el ensayista francés Guy Sorman en La Nación
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