Es muy probable que el sentimiento antiestadounidense disminuya en todo el mundo en los próximos años por motivos que van más allá del hecho de que el presidente George W. Bush -convertido en un símbolo casi universal de la arrogancia política- deje la Casa Blanca. Análisis de Andrés Oppenheimer en La Nación
martes, 25 de noviembre de 2008
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