Profundamente solo dentro de Pakistán y abandonado por Estados Unidos, país al que sirvió con fidelidad perruna, Pervez Musharraf tiró la toalla ayer, incapaz de luchar su última batalla: defenderse ante un Parlamento hostil que le exigió que rindiera cuentas de los miles de civiles y militares muertos durante sus nueve años de dictadura. Reportaje de El País
lea más
lea más
Relacionados:
No hay comentarios:
Publicar un comentario