La renuncia de Pervez Musharraf no trajo tranquilidad en Pakistán. Ayer al menos 56 personas murieron en combates entre el ejército y milicias y en dos atentados en la convulsionada región del noroeste, a unos kilómetros de la frontera con Afganistán. En uno de los dos atentados las víctimas fueron dos niños que jugaban en la vereda. La bomba estaba dirigida a un puesto de control policial cercano. Publicado en Página 12
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