Entusiasmado por el hallazgo de un nuevo caudillo y alentado por la percepción cierta de que la Casa Blanca está de nuevo al alcance de la mano, el movimiento conservador norteamericano vive en estado de euforia. La campaña de John McCain se ha visto, por supuesto, contagiada por ese efecto y afronta los últimos 60 días de esta carrera desde una nueva posición, más vigorosa, con menos complejos, más optimista y, al menos en este momento, tomando la iniciativa. Publicado en El País
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario