¿Cómo pudo Shanghai, mercado que tiene un valor de apenas el 5% del que, sumados, poseen los de Estados Unidos, y en el que sólo el 3% de sus inversores lo son a escala global, ocasionar olas tan grandes que algunos creyeron que se enfrentaban a otro tsunami financiero? Nadie parece tener una respuesta definitiva a este interrogante, pero algo se sabe de la misma. Análisis de Oscar R. Cardoso en Clarín de Buenos Aires.
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