lunes, 19 de febrero de 2007


2a Parte:
Nicholas Burns
"No hay duda de que Brasil es el país poderoso de América del Sur"

En visita de dos días a Brasil, el subsecretario de Estado de Estados Unidos para Asuntos Políticos, Nicholas Burns, marcó el inicio de una nueva fase en la relación entre los dos países. Los Estados Unidos, según opina, ven a Brasil como socio preferencial en una América Ltina marcada por el liderazgo ascendente del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y su declarado antiamericanismo. "No hay duda de que Brasil es el país más poderoso de América del Sur. Con su tamaño, su población y su economía, es una enorme fuerza. Y hallamos que Brasil está siguiendo una agenda muy responsable, muy cooperativa y muy positiva".

En entrevista exclusiva con el diario paulista O'Estado de São Paulo, Burns dijo que el interés de los Estados Unidos en la sociedad con Brasil para la producción de biocombustible tiene como objetivo reducir la dependencia en relación al petróleo de naciones consideradas enemigas, como son Venezuela e Irán: "la energía se transformó en un gran tema diplomático y ella a veces distorsiona y amplía el poder de un país más allá de lo que probablemente debería tener".

-El presidente Hugo Chávez tiene creciente influencia en América latina. ¿Cómo ve eso Estados Unidos?
En América del Sur, nuestro foco está puesto en nuestros amigos, en Brasil, en Argentina, en Chile, en Colombia, en Perú, en Ecuador, en todos los países amigos que tenemos. En Washington, estamos intentando tener una agenda positiva. La tenemos con el presidente Lula, también con el presidente Uribe, de Colombia. No tenemos exactamente una relación con Hugo Chávez, porque él decidió no tenerla. En nuestra opinión, la política suya es negativa, de división. Él intenta crear un movimiento contra los Estados Unidos. ¿Cómo vamos a tener conversaciones sobre cambios climáticos, biocombustibles, comercio, reducción de la pobreza, justicia social y turismo, si no nos integramos y trabajamos juntos? La agenda con Brasil es positiva, al igual que con Argentina y Perú. Pero la agenda con Chávez no lo es. Él es libre para hacer sus elecciones, pero no tenemos que seguirlo. No pensamos todos los días respecto a lo que hace. Pero sí pensamos todos los días sobre Brasil y sobre Argentina también.

-¿El gobierno americano cree que países como Brasil y Argentina pueden contrabalancear la influencia de Chávez?
-Es un tema para que América latina trabaje. No vamos a interferir en el Mercosur. Pero hoy hay una agenda global y tenemos que cooperar globalmente en todos los desafíos. Es importante que los países encuentren una manera de ser positivos, confiar unos en los otros y trabajar juntos. Según nuestra visión, la agenda de Chávez representa una política del pasado: nacionalización de las industrias, discurso contra Estados Unidos. Eso es el pasado, no el futuro.

-En la visión de Estados Unidos, Brasil ¿no tendría que intentar ejercer una influencia positiva en América del Sur?
-Tenemos un gran respeto por el presidente Lula y por Brasil. Y no hay duda de que Brasil es el país más poderoso de América del Sur. Con su tamaño, su población y su economía, es una enorme fuerza. Y consideramos que Brasil está siguiendo una agenda muy responsable, muy cooperativa y muy positiva en América del Sur y en la relación Sur-Sur. No sería correcto dar consejos a Brasil sobre como lidiar con Venezuela. Ustedes saben eso mejor que nosotros. Puedo decir cómo nosotros nos relacionamos con Venezuela. Admiramos al pueblo venezolano y le deseamos todo el éxito, pero cuando las personas en todo el mundo miran lo que Chávez está haciendo, dicen: "no ofrece parte de las soluciones a nuestros problemas".

-Existe una imagen en Brasil de que los presidentes Lula y Bush tienen una buena relación personal...
-Sí, la tienen...

- ¿Usted halla que esa relación personal puede, de alguna forma, compensar las constantes desaveniencias comerciales entre los países?
-Sí. La política sigue las reglas de la naturaleza humana. No es impersonal. Hay hechos objetivos, pero también personales. El hecho de que los Presidentes Bush y Lula tuvieran buena sintonía entre ellos, confiaran el uno en el otro, se admiraran recíprocamente, es bueno para Brasil y es bueno para los Estados Unidos. Porque la señal que es enviada para el resto de nosotros, que estamos trabajando para ellos, es que el Presidente Bush cree que Brasil es importante, admira al presidente Lula y quiere que tengamos éxito en Brasil.

- El ex embajador de Brasil en Washington Roberto Abdenur dijo que hay un sentimiento antiamericano en la diplomacia brasileña. ¿Eso es perceptible en Estados Unidos?
Bien, voy a ser muy cuidadoso en responder a esa pregunta. Es obviamente un asunto sensible. Tengo gran respeto por el embajador Abdenur. Él hizo un gran trabajo y todo lo apreciamos. Es un amigo. Tengo grandes amigos en el Ministerio de Relaciones Exteriores. El futuro embajador en Washington, Antonio Patriota, es mi amigo. Se que a la secretaria de Estado, Condoleeza Rice, le agrada el ministro Celso Amorin. Nuestros Ministerios de Relaciones Exteriores trabajan muy bien juntos. Yo diría que la mayoría de los diplomáticos brasileños concuerda con eso. La relación entre Brasil y los Estados Unidos es buena, pero puede ser más fuerte y mejor.

- La política exterior brasileña privilegia la relación con los países menos desarrollados, en una línea conocida como Sur-Sur. ¿Eso es un buen negocio?
- Brasil es un gran país y debe tomar sus propias decisiones. Parece que Brasil está correcto en tener una orientación Sur-Sur porque hoy es uno de los grandes líderes del mundo. Brasil tiene apego por algunos países pobres porque ellos ven que Brasil tuvo éxito. Brasil tiene lazos étnicos y de lengua con países africanos, además con países europeos. Entonces, si Brasil puede tener una buena relación Sur-Sur con países de América Latina y de África, es positivo. Pero no es una situación todo o nada. Además de eso, obviamente esperamos que Brasil va a tener una buena relación con los Estados Unidos y con Europa. Hay pocos países en condiciones de ser globales: Estados Unidos, China, India, Japón, Unión Europea y Brasil. Entonces la política exterior de Brasil debe ser Sur-Sur, pero también global.


-¿Por qué los Estados Unidos se interesan por una asociación con Brasil para desarrollar la producción de biocombustibles, en especial el etanol?

-Venimos desarrollando nuestra industria de etanol por una generación, construyendo lentamente . Tenemos un problema de energía en el mundo. Somos muy dependientes del petróleo. No es bueno para nuestra eocnomía, no es bueno para el medio ambiente. Entonces, tenemos que desarrollar combustibles alternativos, disminuir nuestro consumo de gasolina. Producimos etanol de maíz porque tenemos grandes plantaciones de maíz. Ustedes producen etanol de la caña de azúcar. Somos los dos líderes del mundo. Tenemos más de 70 % del mercado mundial. Consideramos que esa es una conexión con Brasil, en un área en que podemos crecer juntos y podemos liderar el desenvovimiento de un mercado mundial con consecuencias muy positivas para el medio ambiente y para la economía. Cuando el presidente Lula y el presidente Bush se encuentren en marzo va a ser uno de los grandes temas de la agenda. Los biocombustibles van a convertir en mayor y más positivo el punto de conexión entre Brasil y Estados Unidos.


-¿Cómo debe funcionar esa asociación?

-Nuestros científicos pueden cooperar en la investigación y desarrollo para mejorar la eficiencia del etanol de maíz y de caña, mejorar la productividad. También es preciso pensar en redes de distribución, para llegar a los mercados. En la visión de los americanos, Brasil y Estados Unidos pueden estimular la producción de etanol en América Central, en el Caribe y en América del Sur. Si hay un mercado global para el gas y para el petróleo, ¿por qué no un mercado global para el etanol? Si la demanda aumenta en el mundo, es bueno para Brasil y para los Estados Unidos. Eso va a estimular la producción en nuestros países y traerá beneficios ambientales globalmente.


-El hecho de que entre los principales productores de petróleo del mundo figuran Irán y Venezuela, ¿es un factor para esa decisión?

-Sí, lo es. La energía se transformó en un gran tema diplomático y a veces ella distorsiona y amplía el poder de un país más allá probablemente de lo que debería tener. En algunos casos, eso puede ser positivo. En otros, negativo. Diríamos que es negativo en el caso de Irán y de Venezuela. Entonces, no queremos ser dependientes de esos países. Y debemos preocuparnos del medio ambiente y de los cambios climáticos. Los biocombustibles tienen ventajas eocnómicas, políticas y ambientales.


-Los Estados Unidos son vistos como un gran villano del medio ambiente...

-Sé que la imagen prevaleciente de Estados Unidos es que no somos signatarios del Protocolo de Kyoto, que somos responsables en un gran porcentaje de la emisión de gases. Ese es un problema para nuestra generación y para nuestros niños. Tenemos una responsabilidad de ser parte de una solución. Estuvimos al frente en algunas áreas y nos quedamos en otras. Tenemos una obligación de contribuir para disminuir los cambios climáticos y podemos hacer eso disminuyendo nuestra dependencia del petróleo, desarrollando otras fuentes de energía limpia. Pero espero que sus lectores sepan que no somos los villanos. Gastamos más de 29 mil millones de dólares en dinero del gobierno, desde 2001, en investigaciones sobre energía y tecnologías limpias, biocombustibles, energía nuclear y tecnología de carbón limpio. En este año, vamos a gastar 6,7 billones de dólares. Más que cualquier otro país del mundo. No firmamos el Protocolo de Kyoto, pero esa no fue una decisión tomada por un hombre, George W. Bush. Nuestro Senado optó por eso, y fue muy impopular en nuestro país. India y China firmaron el protocolo, pero son los dos mayores emisores de gas carbónico, junto con mi país.


¿Y Brasil?


Si yo tuviera que nombrar un país en el mundo que está liderando, ése es Brasil. Debido a la producción de etanol y a los autos híbridos, Brasil ejerce un liderazgo positivo y es un ejemplo para nosotros.

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